Lenguas

sábado, 28 de febrero de 2015

Libertad a mis personalidades para cuidarnos entre todas




Estas puertas que no te llevan a ningún lugar, nunca!

Estoy en esta puerta, cruzo el umbral una y otra vez, como creyendo que al cruzarla otra vez me va a llevar a algún lugar diferente del único que siempre me ha mostrado. Que estupidez, ganas de no ser nadie, seguir dando con el mismo lugar hasta entender que estoy cansada de lo mismo, pero da miedo la nada.


Y de cuando acá tanto temor?, si el precipicio siempre nos ha encantado. Lo mejor seria saltar una vez más y dejar de atravesar puertas que no me llevan adonde voy, porque sé que voy, este estado de espera sin razón es lo único que detiene; amá los precipicios, amá los abismos...


Que si viene algo peor, al menos va a ser diferente, y me voy a encontrar cuidándome desde lejos pero nunca ausente.

Esa falta de armonía que se siente al atravesar puertas, es uno luchando con uno mismo, porque algo está mal. Pero, ¿cuál de todos estos asuntos infinitamente retorcidos tendríamos que atender primero?, ¿en que orden?, ¿asumiendo y/o descartando qué factores?


Recibo propuestas, ayudas, luces, y uno que otro secreto que nos lleve a puertas diferentes. Nosotras vamos a juzgar si son las correctas o no, nadie más.