Lenguas

sábado, 14 de junio de 2014

No te persiguen, pero acelerá. Yo Sueño

Éramos muchas muchachas con edades similares, todas estábamos vestidas de negro, con vestidos largos que empezaban en la parte más alta del cuello y terminaban en la parte más baja de los pies; los vestidos trascendían la tierra y la materia. Los vestidos representaban lo que nos esperaba.


Estábamos en un árbol viejo y muy frondoso, pero el árbol no tenia hojas, eran ramas y sobre cada rama estaba una muchacha de pie con una soga al cuello. En medio del árbol, en lugar de un tronco había una jaula de pájaros, adentro de la jaula en lugar de un pájaro estaba prisionero un niño; aterrorizado por ver esa escena que tenía alrededor de él, tantas jovencitas en las ramas, con sogas al cuello esperando a saltar. Y saltaban por él, por ese niño que por alguna razón que nunca se nos explicó era merecedor de sacrificar tantas vidas femeninas, era la vida de un niño que ni siquiera sabía porque todo esto estaba pasando.


Y las jóvenes fueron saltando una por una, ahorcándose hasta morir. La imagen era bastante interesante, ver esos vestidos inmensos colgando del un gran árbol; y los gritos de miedo del niño que miraba a cada una de las jovencitas caer e ir perdiendo la luz de la vida lentamente pero demasiado rápido. Y una a una fue cayendo y los gritos del niño se volvían más desesperados y aterrorizados hasta que llegó mi turno por saltar. Pero nunca entendí la razón por la que era tan imperativo que saltáramos, no quería saltar y estaba demasiado asustada para pensar claramente.


Pero algo pasó y ya no estaba con la soga al cuello, ni de pie en las ramas del árbol, aparecí en la jaula con el niño, ambos prisioneros, ambos asustados, y ambos queriendo escapar de ese destino tan raro. Porque igual sufre el que es víctima y el que no puede hacer más que mirarlo sufrir. Entonces tratamos de escapar de nuestro destino y lo logramos, estábamos bajo el árbol ya en tierra firme y corríamos por nuestras vidas, él al haber claudicado en su tarea también tenia que morir, yo por hacerlo claudicar iba a pasar por más muertes de las que normalmente se pasan.



Pero corríamos sin mirar atrás, yo con ese niño tan asustado por su falta de entendimiento de la situación, y cómo culparlo si ni yo entendía que era exactamente lo que pasaba, no más que el hecho que nos iban a matar si nos capturaban (¿pero quienes nos perseguían? nadie, nadie) el temor a la muerte era irreal pero demasiado intenso para buscarle una lógica.


Llegamos a una casa vieja, descuidada, y sabíamos que era la casa de los que nos perseguían (nadie nos perseguía), se me dió la gran idea de escondernos en el lugar menos pensado para esconderse, esa era la lógica, no iban a buscar en los lugares más obvios, que obvio! El hecho de pensar que escondiéndote en donde está el que te busca para evitar que te encuentre tan fácil, porque la cercanía puede cegar. Pero a quien engañamos?! nos van a encontrar, nos van a matar, y va a ser tan fácil. Que pase ya, salgamos niño, salgamos. Ya estamos todos muertos y no nos persigue nadie.

 

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